Editor: Rafael Capurro (Steinbeis-Transfer-Institute Information Ethics)

Contribuciones incorporadas al Glosarium BITriRafael Capurro y José María Díaz Nafría (feb.2010), Lydia Sánchez (mar.2009)

(In. Message, Fr. Message, Al. Botchaft, Nachricht) Contenidos:  1) Introducción; 2) Mensaje e información, de la confusión shannoniana hacia una distinción sistemática; 3) Análisis de los mensajes; 4) Falibilidad y eficiencia de los mensajes; 4) Más allá de contextos humanos: una encrucijada entre la biología y la hermenéutica.

1. Introducción

El mensaje constituye uno de los elementos centrales de los procesos de comunicación, hasta el punto de que “la teoría de la comunicación es en buena parte teoría de los mensajes” (Ferrater Mora 1994). Sin embargo, la frecuente equiparación entre mensaje e información emana de una confusión -incluso de un vacío conceptual- cuyo origen se encuentra en el modelo shannoniano de comunicación. En aras de mejorar nuestra comprensión tanto de los mensajes como de la información es necesaria una clarificación para poder referirnos mejor a los fenómenos involucrados.

Si la comunicación requiere al menos de un emisor, un receptor, un medio y un mensaje, pero según el famoso adagio de McLuhan “el mensaje es el medio”, ¿qué es, entonces, el mensaje? Poner esto en claro, restaurar su importancia, es quizá un modo de evitar el “desangelio de nuestros días” al que se refiere Sloterdijk (1997) o el carácter fantasmagórico de los nuevos medios de comunicación al que apela Zizek (1997).

2. Mensaje e información, de la confusión shannoniana hacia una distinción sistemática

La teoría de la comunicación de Shannon (1948) no es una teoría acerca de la transmisión de información sino más bien acerca de la transmisión de mensajes. Shannon usa el término ‘mensaje’ en lugar de ‘información’ en su sentido usual de ‘conocimiento comunicado’. El concepto de información dentro del marco de su teoría se refiere al mínimo número de elecciones binaras para crear o codificar –un mensaje (que a su vez correspondería con el de su decodificación si el receptor tiene un conocimiento perfecto del código usado). En realidad –tal y como fue concebido y aplicado- la teoría concierne a la transmisión de señales y los medios para hacerla más efectiva. Shannon correla información e incertidumbre, como algo opuesto al usual sentido de información. Los aspectos semánticos y pragmáticos están excluidos en esta perspectiva ingenieril de la comunicación. Warren Weaver consideraba que la definición shannoniana era contraintuitiva (Shannon y Weaver 1972). Pero Shannon había de hecho sustituido su sentido corriente usando la palabra mensaje.

Mensaje e información son conceptos relacionados pero no idénticos:

  • Un mensaje es dependiente del emisor, esto es, basado en una estructura heterónimo o asimétrica. Este no es el caso de la información: recibimos un mensaje, pero buscamos información.
  • Se supone que un mensaje aporta al receptor algo nuevo o relevante. También es este el caso de la información.
  • Un mensaje puede ser codificado y transmitido a través de medios diversos o mensajeros. Como también es el caso de la información.
  • Un mensaje es una emisión (proferencia) que da lugar a la selección del receptor mediante un mecanismo de reacción o interpretación.

Así pues puede observarse que se trata de conceptos interrelacionados pero no coincidentes. ¿Cómo pueden distinguirse? La teoría de los sistemas sociales aporta a este respecto provechosas ideas. Siguiendo a Luhman, un proceso de comunicación en sistemas sociales es fruto de la coyuntura tridimensional que agrupa una oferta de significados, una selección de éstos y su comprensión (Luhmann 1987, 196, autopoiesis). Considerando el mensaje como una oferta de significado, e información como su selección, ya disponemos de una clara distinción: el mensaje (“Mitteilung”) constituye la acción de ofertar algo (potencialmente) significativo al sistema social (“Sinnangebot”); la información(“Information”) es el proceso de seleccionar significados a partir de las diferentes posibilidades ofertadas por un mensaje; y la comprensión (“Verstehen”) es la integración del significado seleccionado en el sistema. La comunicación funde estas diferencias hacia una unidad.

El mensaje como oferta de significado es dependiente del emisor, por lo tanto hererónoma. Recibimos mensajes, pero buscamos información, lo que solo puede hacerse si previamente existe una oferta de significados. El mensaje provee a los receptores algo nuevo o sorprendente, causando así una cierta incertidumbre, es decir, un abanico de posibilidades y propuestas que el receptor usará al ‘informarse’. Puede codificarse y transmitirse por medios diversos, llegando al receptor distorsionado en cierta medida. Finalmente, la selección de significados ofertada por el mensaje siempre tiene lugar sobre el trasfondo de una pre-comprensión. El receptor entiende los mensajes distinguiendo entre los sentidos ofrecidos y los elegidos. El receptor puede dudar acerca del mensaje, interpretándolo de un modo u otro o incluso obviándolo. La heteronomía del mensaje contrasta así claramente con la autonomía de la interpretación.

3. Análisis de los mensajes

Los mensajes admiten un análisis aristotélico en términos de formafinalidadcontenidoproductores (y receptores).

En lo que respecta a su forma, los mensajes pueden primariamente clasificarse en: imperativos, indicativos y opcionales. Sin embargo, desde el punto de vista de la directividad del mensaje, caben identificarse dos formas extremas: 1) un emisor humano, como individuo o grupo, puede creer tener un mensaje para todo el mundo y para todos los tiempo, y viceversa 2) alguien puede pensar que todo es un mensaje dirigido a el/ella. Entre ambos polos existe una multiplicidad de posibles jerarquías.

A su vez la forma del mensaje tiene una restricción fundamental relacionada con su efectividad: para que el receptor de un mensaje pueda seleccionarlo o interpretarlo debe haber un cierto pre-entendimiento mutuo con el emisor del mensaje, como puede ser una forma similar o código (lingüístico).

En su teoría de la comunicación (“communicology”) Vilem Flusser hace una distinción básico en lo que concierne a los objetivos de la comunicación:

  • el objetivo dialógico, orientado a la creación de nueva información,
  • el objetivo discursivo, orientado a la distribución de información (Flusser 1996, dialogico vs. discursivo).

Podría añadirse un tercer objetivo, el conservacional, relacionado con la preservación de la información, abarcando entre otras las actividades bibliotecarias y archivísticas.

De acuerdo con Flusser la edad de los medios de comunicación de masas con su estructura uno-a-muchos propia de los distribuidores informativos –que puede denominarse principio-CNN– podría llegar a dominar todas las formas de creación de información. En otras palabras, la posibilidad de que un receptor llegue a ser emisor de mensajes dentro de un sistema dialógico es una opción subordinada. Desde el advenimiento de Internet esta limitación comenzó a cambiar, al menos en lo concerniente a la facilidad y abaratamiento de que muchos receptores pudieran llegar a ser emisores, incluyendo las opciones de distribución jerárquica de uno-a-uno, uno-a-muchos, muchos-a-muchos y muchos-a-uno.

Estas jerarquías de distribución se corresponden a su vez con constelaciones de poder, que juegan un papel crucial en la determinación de contenidos, productores y receptores: ¿A quién le está permitido enviar y conservar, qué mensajes, con qué fines, usando qué medios (incluidas las condiciones técnicas)?… Mientras en la antigüedad la diseminación de mensajes era un signo de divinidad o poder político, el advenimiento de la filosofía puso en cuestión la legitimidad de este derecho. Históricamente puede observarse una transformación desde una estructura esencialmente vertical del mensaje a una más horizontal (Capurro 2003a, Díaz 2008). La determinación heterónoma de los mensajes da lugar a su carácter vertical, sin embargo, los discursos filosófico y científico son ejemplos de cómo la heteronomía del mensaje puede introducirse dentro de la matriz de una estructura horizontal, es decir, “dialógica”.

En lo que concierne a las restricciones y posibilidades de los medios digitales respecto a las constelaciones de poder y la verticalidad u horizontalidad resultante de sus procesos comunicativos, hay un debate abierto sobre la estructura futura de Internet. La presión de los oligopolios informacionales establecidos (esto es, el poder mediático concentrado en pocas manos) no se desvanece aunque podría decrecer. A su vez aparecen nuevas formas de dominación y exclusión (Capurro et al 2007, Critical Theory of Information, Fuchs 2009).

Un análisis exhaustivo de los mensajes (en relación a su producción, transmisión y recepción) debe indagar en aspectos tales como el origen, el propósito y contenido de los mensajes, las estructuras de poder, las técnicas y medios de difusión, la historia de los mensajes y los mensajeros, la codificación y la interpretación de mensajes, así como los aspectos psicológicos, políticos, económicos, estéticos, éticos y religiosos que forman el contexto de la comunicación. A tenor de esta necesaria multidimensionalidad del estudio del mensaje, se postula un marco interdisciplinar, denominado angelética, que convoca específica, pero no exclusivamente, a los estudios sobre medios de comunicación, sobre signos (semiótica) y sobre su interpretación (hermenéutica).

4. Falibilidad y eficiencia de los mensajes

¿Qué clase específica de criterio podría postularse en lo que concierne al modo en el que un emisor, un medio y un receptor debieran actuar con objeto de tener éxito bajo condiciones finitas? Por condiciones finitas entendemos que ni el emisor, ni el mensajero, ni el receptor disponen de algún tipo de certidumbre de que sus acciones satisfagan la situación ideal en la que:

  • un emisor se dirige a un receptor, enviándole un mensaje que le resulte nuevo y relevante, esto es, que siga el principio de respeto,
  • un mensajero trae el mensaje sin distorsión, esto es, sigue el principio de fidelidad,
  • un receptor se reserva el juicio, basado en un proceso de interpretación, respecto a la veracidad del mensaje, esto es, sigue el principio de reserva.

Con objeto de alcanzar los objetivos perseguidos en la producción de mensajes (antes mencionados), el emisor necesita una estrategia y una planificación sobre cómo generarlos, estructurarlos y emitirlos. Los procesos cognitivos que entran en juego a la hora de planificar un mensaje en función de un objetivo, pueden ser conscientes o inconscientes. El objetivo principal que pretende el emisor cuando envía un mensaje es afectar la conducta y/o arquitectura mental del receptor. El diseño del mensaje puede variar dependiendo de otros objetivos secundarios que entran en juego (como, por ejemplo, la voluntad de ser amable), y también puede variar dependiendo de sus capacidades cognitivas, retóricas, sociales, estratégicas, etc. de los individuos involucrados. Como consecuencia, varios planes son ejecutados simultáneamente cuando se produce, transmite e interpreta un mensaje.

Las diferentes teorías sobre producción de mensajes suelen coincidir en la idea de que los sujetos intervinientes están sometidos al mismo tipo de dinámica cognitiva a la hora de planificar los mensajes.

Respecto al carácter más o menos interactivo de la comunicación, que a su vez depende de la horizontalidad vs. verticalidad de la estructura de difusión y ésta de las constelaciones de poder antes mencionadas, la producción de mensajes puede ser más o menos cooperativa. De hecho, las representaciones producidas por el emisor no “inyectan” un cierto significado en un receptor que permanece pasivo. El carácter interactivo y simultáneo de la comunicación, así como el constante intercambio de roles por parte de emisor y receptor, nos llevan a un modelo en el que el mensaje se genera como producto de la colaboración entre interlocutores. Los diferentes planes en juego a la hora de transmitir e interpretar un mensaje deben adaptarse instantáneamente a la situación conversacional, obligando a los interlocutores a adaptar sus mensajes a las diferentes necesidades del contexto comunicativo.

5. Más allá de contextos humanos: una encrucijada entre la biología y la hermenéutica

El concepto de mensaje también ha sido usado con frecuencia en contextos no humanos, especialmente en bilogía (genética, biología molecular). Sin embargo, el modelo de comunicación antes usado para hacer una distinción entre mensajes e información, así como el análisis realizado para profundizar en la complejidad del mensaje ha de simplificarse. Considerando el significado doble del término  ‘información’ como ‘materia moldeada’ y como ‘conocimiento comunicado’ puede decirse que una célula, o más genéricamente, un sistema vivo, es in-formado sobre la base de una selección de mensajes con la finalidad de satisfacer sus necesidades. En más, un sistema auto-organizativo (autopoiesis) puede entenderse como aquel que es capaz de hacer una buena selección conductual entre la oferta de comportamientos aportada por los mensajes recibidos y con respecto a su supervivencia. La dinámica de mecanismos de selección ha de entenderse en una perspectiva diacrónica.

El físico Carl-Fridrich von Weszäcker observó que el concepto moderno de información es una nueva forma de preguntar por lo que Platón y Aristóteles llamaron idéamorphé (Weizsäcker 1974). Pero, ¿cuál es la principal diferencia entre el concepto platónico de participación (methexis) como in-formación y el punto de vista contemporáneo de la comunicación? Netamente, la inversión de la relación ente tiempo y forma. De acuerdo con la actual perspectiva evolucionista las formas evolucionan dentro de un horizonte temporal y no al revés (Matsuno 1998). El proceso de interpretación de mensajes también evoluciona en el tiempo. Comprender significa primariamente el propio hecho de ser capaz de dar la respuesta correcta a unas posibilidades dadas (o mensajes). Esta capacidad evoluciona “en el tiempo” desde un modo elemental de respuesta a mensajes a un modo más complejo de interpretar mensajes (Capurro 2003b).

Referencias

  • Capurro, R. (2003a). Theorie der Botschaft, in Ethik im Netz. Stuttgart: Franz Steiner Verlag, 105-122. [En línea, consultado: 20/02/2010]
  • Capurro, R. (2003b). “Angeletics. A message theory”. In Hans H. Diebner, Lehan Ramsay (Eds.). Hierarchies of Communication. An inter-institutional and international symposium on aspects of communication on different scales and levels. Karlsruhe: Verlag ZKM, 58-71. [En línea, consultado: 20/02/2010]
  • Ferrater Mora, J. (1994). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.
  • Flusser, V. (1996). Kommunikologie. Frankfurt am Main: Surkamp.
  • Fuchs, C. (2009). “Towards a critical theory of information”. Triple C Cognition-Communication-Cooperation7(2), 243-292. [en línea, consultado: 20/02/2010]
  • Capurro, R., Frühbauer, J., Hausmanniger, T. (Eds.) (2007). Localizing the Internet. Ethical aspects in intercultural perspective. München: Fink Verlag, 2007 [en línea, consultado: 20/02/2010]
  • Díaz Nafría, J.M. (2008). ¿Son realmente “los aspectos semánticos irrelevantes para el problema técnico”?. en J.M. Díaz y F. Salto (eds.) ¿Qué es información? León: Universidad de León. [en línea, consultado: 20/02/2010]
  • Luhmann, N. (1987). Soziale Systeme. Frankfurt am Main.
  • Matsuno, K. (1998). Dynamics of time and information in a dynamic time. Bio Systems 46, 57-71.
  • Shannon, C. (1948). A Mathematical Theory of Communication. In: Bell System Technical Journal, 27, 379-423, 623-656.
  • Shannon, C., Weaver, W. (1972). The mathematical theory of communication. University of Illinois Press (Original work published in 1949).
  • Sloterdijk, P. (1997). Kantilenen der Zeit. In: Lettre International, 36, 71-77.
  • Weizsäcker, C.F. von (1974). Die Einheit der Natur. Munich.
  • Zizek, S. (1997). Die Pest der Phantasmen. Vienna: Passagen Verlag.

Glossarium BITri

  • Si se desea realizar alguna entrada para ser incorporada a la futura edición del artículo o hacer comentarios sobre la página del glosario acceder aquí.
Anuncio publicitario