Objetividad


José María Díaz Nafría (Universidad de León)

[Versión revisada] Un análisis de la física de las manifestaciones ondulatorias de un objeto en un ambiente homogéneo ilustra que la información que estas aportan ofrece una constitutiva borrosidad del objeto observado. Por una parte, los detalles que pueden precisarse acerca del objeto están estrictamente limitados por la longitud de onda; por otra, la determinación volumétrica del objeto (esto es, de sus redaños) está vedada al observador, no en virtud de la opacidad del objeto, sino de la dimensión misma o complejidad del fenómeno ondulatorio en todo el espacio que circunda al objeto.

Dado el carácter de la limitaciones del fenómeno ondulatorio éstas presentan obvias consecuencias epistemológicas en cuanto a: la indeterminación constitutiva del objeto respecto a la información aportada por el fenómeno ondulatorio; el límite absoluto de las determinaciones que pueden precisarse con la observación; y el papel combinado de otras percepciones concurrentes o previas y de conocimiento a priori en la conformación de las imágenes del objeto por parte del sujeto.

Artículo publicado como parte de «¿Qué es información?» (versión revisada, 2010).

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Alberto Galindo (Presidente de la Real Academia de las Ciencias)

La irrupción de los quanta en la física ha transformado radicalmente nuestra visión de la realidad. Si demoledora fue la relatividad al negar la absolutidad del espacio y la del tiempo, no resulta exagerado afirmar que mucho más perturbadores han sido los principios cuánticos de complementariedad y de indeterminación. Estos nos han forzado a renunciar a la visión de medio mundo para conocer la otra mitad complementaria. La incorporación del azar en la formulación cuántica, no como la expresión de un conocimiento incompleto, sino como una imposición esencial de la naturaleza, es otra característica del nuevo discurso científico; supone ello, en particular, el forzoso abandono del determinismo laplaciano. Finalmente, hay un rasgo aún más asombroso de la física cuántica: el entrelazamiento. Ligado a la estructura lineal del formalismo cuántico, el entrelazamiento hace que, por ejemplo, en un sistema compuesto podamos conocer perfectamente el todo sin conocer bien las partes.

La información, vista como memoria, elaboración y co-municación, tiene, sin duda, una naturaleza física. Por ello se rige por las leyes de la naturaleza, que le prestan sus fortalezas y le contagian sus debilidades. La informa-ción clásica basada en los bits, entidades físicas robustas frente a perturbaciones externas, y clonables, tiene un papel dominante en nuestra sociedad actual, inimaginable sin el apoyo de los computadores y sin internet. Pero desde hace una veintena de años la información y los quanta se han conocido, y del encuentro ha surgido una prometedora teoría cuántica de la información. Ahora son los qubits, frágiles y no-clonables, los personajes del drama. La criptografía cuántica y la computación cuántica son las áreas más importantes de la investigación en este terreno.

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Juan Miguel Aguado (Universidad de Murcia)

El concepto de información, antes que designar una magnitud observable, implica un modelo de cognición que presupone una doble fractura ontológica: entre el sujeto y el mundo, de un lado, y entre conocimiento y acción, del otro. Una aproximación genealógica a la idea de información como encrucijada a la vez epistemológica y cognitiva pone de relieve la centralidad de la teoría de la observación en la resolución de sus contradicciones. La naturaleza recursiva de la observación inherente a la lógica informacional hace especialmente pertinente la reflexión constructivista como parte ineludible de una revisión epistemológica de los conceptos de información y comunicación.

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Salvador Gutiérrez (Universidad León, R.A.E.)

El concepto de información hunde sus raíces en dos vertientes de la lingüística: 1º) en la lingüística matemática y 2º) la teoría de las funciones informativas. En el primero, la teoría de la información aparece más bien ligada a las teorías de la comunicación y a la estadística lingüística, desde las que se forja el concepto de cantidad de información, que se aplica a todos los campos del lenguaje, en especial el léxico. En el segundo la información se vincula a la dimensión sintagmática del lenguaje, es decir, a su combinatoria. Esta vertiente –aún en desarrollo- fue introducida por los lingüistas de la Nueva Escuela de Praga de los años sesenta del siglo pasado y luego asimiladas en el funcionalismo y generativismo. En ella el concepto de información está mucho más ligado a la lingüística inmanente, especialmente a disciplinas como la sintaxis, la pragmática y el análisis del discurso, que es sobre las que se centra esta exposición.

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Manuel Liz (Universidad Laguna)

Analizamos la tesis de que toda la realidad pueda ser, en el fondo, sólo información. Y también la tesis de que nuestra mente pueda ser, en el fondo, sólo información. Rechazamos ambas tesis. Y defendemos la necesidad de contar con aspectos no-informacionales de la realidad que, de algún modo, nos sean epistémicamente accesibles. Sólo con esa accesibilidad podría hacerse frente al problema de seleccionar un contenido semántico determinado y al problema del error. Las dos vías más comunes a la hora de enfrentarse a estos problemas han recurrido o bien a ciertas “capacidades referenciales” primitivas, o bien a algún tipo de “funciones”. Proponemos una vía alternativa, mucho más simple y explicativa, basada en la noción de señalización. En relación a esta noción, ofrecemos una sugerente definición de contenido semántico y extraemos algunas consecuencias relevantes.

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Manuel Campos (Universidad Barcelona)

La expresión “información” tiene un uso ordinario obvio: a partir de información que obtenemos en nuestra interacción con el mundo somos capaces de adquirir conocimiento acerca del mismo. Asumiendo un punto de vista realista, la información entendida de este modo, medible en términos proposicionales, es adquirida por el sujeto a través de procesos falibles de carácter inductivo fundamentados, en parte, en el reconocimiento de correlaciones naturales. Este enfoque tiene como contrapartida que parece convertir dicha noción en redundante.

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Tomás Ortiz Alonso (Universidad Complutense)

La comunicación neuronal viene determinada por procesos bioeléctricos, capaces de ser registrados mediante EEG (electro encefalografía) y MEG (magnetoencefalografía) a lo largo del tiempo, que se comportan de una forma periódica, dando lugar a diferentes ritmos u oscilaciones cerebrales (theta, alfa, beta, gamma); distintos análisis de la señal de EEG o de MEG permitirán analizar la actividad cerebral de forma global, regional, sincronizada, frecuencial o temporalmente, lo que permitirá, a través de diferentes modelos matemáticos, asociar dicha actividad con funciones cognitivas o con una conducta específica. Como ejemplo de lo dicho hemos analizado las relaciones entre el ritmo theta y los procesos de memoria, así como la importancia de la complejidad en el diagnóstico y evaluación del tratamiento en niños con déficit de atención.

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