p1-Tesis de CarlosPor Carlos Aguilar Paredes (Universitat de Barcelona)

Tesis Doctoral dirigida por: Lydia Sánchez (UB) y Manuel Campos (UB), defendida y calificada como Sobresaliente cum Laude el 20/12/2012

En su tesis doctoral nuestro colega Carlos Aguilar trata de reconciliar el concepto de información, de situación e interpretación. En un trabajo en el que trasluce su tesón y buen hacer, Carlos aborda el objetivo fundamental de desarrollar un «modelo teórico para el estudio del contenido informativo mediado por vehículos audiovisuales basado en el desarrollo matemático de la teoría de canales.» Para acometer esta atrevida empresa enriquece la aproximación shanoniana con la situacional y la de teoría de canales con el estudio sistemático de los mecanismos interpretativos de los contenidos audiovisuales, desarrollando adicionalmente una herramienta formal para el tratamiento tensorial de la información de los contenidos audiovisuales. Su punto de vista es objetivista (o como él indica, metodológicamente positivista, posición plenamente coherente con la que se manifestó en el debate sobre la objetividad de la información planteado en el Encuentro en León de 2008).

Se trata de la primera tesis doctoral terminada por un miembro del grupo BITrum, que no puede sino felicitar y congratularse de la obra de Carlos, cuyo trabajo ha ido impulsando regularmente los rumbos de BITrum desde sus mismos comienzos (Encuentro en León, monográfico en tripleC, congreso ICTs&Society, congreso FIS2010 y glossariumBITri).
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Editor: Juan Miguel Aguado Terrón (Universidad de Murcia, España)

Contribuciones incorporadas al Glosarium BITri: J.M. Aguado Terrón (mar.2009)

(In. Endogenous information, Fr.information endogène, Al. endogen/körpereigen information) La generalidad en el uso cotidiano de la información reificada no debe ocultar la complejidad y la riqueza del debate que desencadena. Debate que emana de las propias contradicciones inherentes a la formulación shannoniana (adviértanse las dos sentencias resaltadas en cursiva):

«El problema fundamental de la comunicación es el de la reproducción exacta o aproximada en un instante determinado de un mensaje seleccionado en un momento dado. Frecuentemente los mensajes tienen significado, esto es, se refieren a o están correlacionados conforme a un sistema con ciertas entidades físicas o conceptuales. Estos aspectos semánticos de la comunicación son irrelevantes para el problema de ingeniería. El aspecto significante es que hayan sido seleccionados de un conjunto de mensajes posibles» (Shannon y Weaver, 1949:31-32).

Como señaló acertadamente Bateson (1985:413), «los ingenieros y los matemáticos creen poder evitar las complejidades y las dificultades que introduce en la teoría de la comunicación el concepto de ‘significado’» reduciendo la cuestión al nivel sintáctico y construyendo el concepto de información a partir de una teoría de la señal (von Foerster, 1991:60). Pero la idea de señal es sólo aparentemente aséptica, sólo aparentemente sintáctica. La señal remite a una diferencia que está ‘ahí fuera’, pero ese ‘algo’ es distinguido por alguien. La distinción es presupuesta por Shannon y Weaver en la forma de selección. El que la información aparezca definida como probabilidad de selección involucra en al menos dos aspectos al observador: por un lado la probabilidad implica expectativa y contexto de uso; por el otro, la selección sólo es concebible desde el supuesto de alguien que selecciona. En ambos casos late una semántica implícita como horizonte de sentido.

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2006-Tele-encuentro-Tecnologías del ostracismo_Página_1Por: José María Díaz Nafría (Universidad Alfonso X el Sabio, Madrid)

Presentado en: Tele-encuentro Iberoamericano: Pensamiento, educación y medios de comunicación – diciembre de 2006

Extracto en: Le Monde Diplomatique ed. española, año X, nº 35, p.30, 2007 (ISSN 1888-6434)

Decía Aristóteles que “el hombre es cívico por naturaleza […] más que cualquier otro animal gregario”, porque “posee” no solo “la voz” sino “la palabra”, que “existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto”. Si se tiene en cuenta que la esencia de lo político consiste en la participación en los asuntos públicos y que lo público no es sino un vasto fenómeno comunicativo, entonces la explicación del estagirita es de Perogrullo. Pero el caso es que la encrucijada histórica frente a la que se encuentran los ojos del sabio griego posee ciertos ecos de actualidad de los que poder sacar interesantes conclusiones. Frente aquel sabio y bajo el estandarte de su enérgico discípulo el mundo helénico reventaba los muros de su lengua para hacer que sus tentáculos políticos se movieran en un espacio de asombrosas dimensiones. ¿Podía hablarse de política –7al margen de la connotación puramente
etimológica- en esa nueva dimensión? Como hemos visto la condición de ésta es que haya comunicación. Y si el historiador Polibio no nos engaña, el imperio, o los imperios postalejandrinos, contaban con una red de comunicaciones “telegráficas” del estilo a la que se desarrolló en la época del imperio romano y, ya en plena modernidad, en el imperio napoleónico. Por tanto, comunicación existía, pero, retomando las palabras aristotélicas, ¿éstas pudieran servir para “manifestar [o aún discutir acerca de] lo justo y lo injusto”?

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